martes, 8 de enero de 2008

De los Griots al Hip Hop

De los griots al hip hop

Sonidos, ecos y resonancias del océano

Este año fui sorprendido por la enorme acogida que tuvo el seminario de apreciación de música afroamericana “Sonidos, ecos y resonancias del océano”. El mismo lo presentamos los días 12, 19 y 26 de octubre en la sede del centro cultural Paco Urondo, dependiente de la UBA. Intentamos evidenciar, una vez más, la presencia de la cultura tradicional de la costa occidental del África subsahariana en los distintos géneros de la música popular latinoamericana. Hace algunos años ya que observo con asombro el gran avance del llamado Hip Hop en la cultura occidental.

Este género, además de adentrarse cada vez más en casi todos los estilos de la música popular, posee una evidente presencia africana además de características que lo acercan al paradigma de cultura originaria.

Nos detendremos ahora a analizar estas cualidades que hacen del Hip-Hop un fiel espejo que une las dos márgenes del atlántico.

Las culturas originarias poseen algunos aspectos que las alejan de algún modo, de la cultura occidental moderna. En primer lugar podríamos citar el fenómeno de la no-fragmentación de la cultura africana tradicional.

Esta no-fragmentación se evidencia en el hecho de que en el evento cultural afro, el arte, la ciencia, la religión y otros aspectos de la vida, se presentan como una única expresión, un movimiento en donde la música, por ejemplo, se encuentra íntimamente ligada a otros aspectos de la vida.

Esto parece suceder también con el hip-hop, que lejos de ser un género musical de moda, se presenta como un estilo de vida en donde la música, la danza, el vestuario, el arte del graffiti, la ideología y hasta la actitud frente al mundo interactúan y pertenecen a un gran estado del ser.

Desde las lejanas costas del África occidental hasta los poetas del Bronx, la improvisación ha sido un recurso recurrente. Pilar en el jazz, el hip-hop como fiel heredero también apoya su columna vertebral en los versos improvisados.

Los orígenes del hip-hop se remontan a 1973. Ya entonces un adolescente negro llamado Afrika Bambaataa inundaba el Bronx River con improvisaciones realizadas sobre su consola. También un muchacho jamaiquino, Kool DJ Herc, en el este del Bronx. Grandmaster Flash, un genio de la consola, ganaba prestigio varios kilómetros al sur. Todos ellos basaban su arte en la improvisación realizada sobre distintas experiencias sonoras, casi siempre sobre una giradiscos con consola que reproducía una y otra vez algún estribillo hitero de la época a modo de pedal base.

Es justamente a un maestro de ceremonias llamado Lovebug Starsky que se le atribuye el término hip-hop, al aparecer este como parte de una impro vocal.

Encontramos entonces a la improvisación, no solo como columna original del género sino como clara evidencia de su linaje africano.

. Los barcos negreros traídos a América no sólo trajeron personas y dolor.

Ya nos referimos anteriormente al fenómeno de la no-fragmentación, justamente lo musical y fundamentalmente lo rítmico no estaba en otro sitio que no fuese la vida misma. Y más aún en los cuerpos de las personas. La música del África occidental nos muestra cómo lo rítmico no sólo pertenece al terreno del tambor sino, fundamentalmente, al cuerpo mismo del ser humano.

El batir palmas, el movimiento del cuerpo, la voz humana, depositarios estos de una cultura que atravesó el océano haciéndose y rehaciéndose, dejándonos un legado no sólo musical sino más bien filosófico.

La Polirrítmia además, es hábitat natural de ambas culturas. Esta, al igual que los aplausos, los gritos, los chillidos, los lamentos, los pisotones y la participación de la audiencia, ha sobrevivido al paso de los siglos en las dos márgenes del océano.

En la música tradicional yoruba encontramos varias células rítmicas superpuestas funcionando como verdaderas frases rítmicas. Este no es un dato menor si tomamos en cuenta las posturas ya superadas de los antropólogos de principios de siglo, cuando se aseguraba que la música africana era pobre en su melodía. De modo que es interesante tomar en cuenta a lo rítmico como verdaderas frases que encierran un gran concepto no solo en relación a lo polirrítmico sino a la funcionalidad de la música.

Este gran concepto de lo rítmico como parte del cuerpo del hombre y por lo tanto de su música se evidencia claramente en el hip-hop y en otras culturas herederas de lo afro.

Estas son solo algunas características, que junto con otras tantas, podremos ampliar en encuentros próximos.

Prof. Fabio Sambartolomeo

lunes, 7 de enero de 2008

De los Griots al Hip Hop 2º parte

De los Griots al Hip Hop 2º parte

Sonidos, ecos y resonancias del océano

Prof. Fabio Sambartolomeo

Comenzando el año me encontré con la agradable sorpresa de que la primera parte de este artículo ya estaba en Francia publicada por Áfrikblog del hermano africano Guy Mbarga. Esto me animó a editar esta segunda parte que pretende adentrarse en algunos otros aspectos que continúan evidenciando la presencia afro en géneros populares como el Hip Hop.

Quizás la forma musical que presenta el hijo del Jazz sea un buen punto de partida. El sistema pregunta-respuesta, tan evidente en la música africana tradicional, parece estar muy presente en las improvisaciones de los poetas del rap. En África occidental, los trovadores (Griots) eran los guardianes de la historia cultural. Su Folclor de canción hablada dio pie a las artes verbales en los Estados Unidos. Estos trovadores presentaban una oración que luego la comunidad repetía a modo de coro (sistema antifonal).

En el hip-hop cada compás se plantea como una pregunta que encuentra su respuesta en el compás siguiente.

Otro ejemplo significativo lo encontramos en la música sacra de Candomble, Abacuà y otras expresiones religiosas afroamericanas.

Revisando material de campo y archivos de audio para el seminario, me encontré con algunas cumbias y caderonas que presentaban tantas resonancias originarias que recordaban las costas del antiguo Keto (Nigeria, Benin, Togo actualmente). No pude dejar de sonreír…

Como ya hemos visto anteriormente, es posible rastrear los orígenes del hip-hop en los tambores y cantos de los Griots de la costa oeste del África. La música hablada llegó con los barcos de personas secuestradas, siglos atrás. El rap, como lo fue también el worksong, pertenece a este rango y no es casual. La cultura yoruba fue de gran incidencia en América, y precisamente su lengua, como otras originarias del África, es un idioma tonal. Es justamente lo musical lo que define significativamente los conceptos. Una misma palabra pronunciada en distintas alturas puede a veces cambiar rotundamente el significado. Los acentos funcionan con una relación de 3° menor y en algunos casos el intervalo entre acentos es pentatónico.

De modo que el rap como música hablada tiene una fuerte herencia musical que evoca al lenguaje mismo de la cultura yoruba.

Otro parámetro de la música que une las dos márgenes del Atlántico es la funcionalidad. En las culturas originarias del África subsahariana la música funciona como lenguaje humano. Es decir no hace falta ser músico ni mostrar grandes habilidades en la ejecución de un sofisticado instrumento. Storm Roberts comenta en su libro “La música negra afroamericana” que cierta vez un hombre retornó de un largo viaje para reencontrarse con su familia y en lo más apasionante de su relato comenzó a cantar. El fin de la música es más ético que estético. Lo importante pareciera ser la participación comunitaria, el lenguaje musical funciona como verdadero nexo social. Hay una música específica para trabajar la tierra, una para el matrimonio, una para cantar al atardecer, para recibir el día. Para cada evento de la vida hay una canción. A cada persona le es asignada una canción al nacer, la cual se le repite en cada momento importante de su vida. Si esta persona comete una falta grave, toda la comunidad se reúne para cantarle a esta persona su canción personal y así devolverle su origen bueno. Esta funcionalidad holística parece estar presente en el genero neoafricano. En el Hip Hop la música funciona también como forma de comunicación social, ya sea para comunicar un reclamo social como para enfrentarse con las adversidades. No importa tanto que el MC sea ultra afinado sino más bien que sostenga la idiosincrasia de esta cultura popular que cada día incursiona más y más en el mundo globalizado.

Para cerrar estas reflexiones que intentaremos seguir profundizando, podemos pensar que la idea de lo comunitario es también un parámetro en común de ambas culturas. La tradición Griot se hereda y la idea de familia es en general tan fuerte que en algunas naciones tradicionales la palabra para denominar comunidad es la misma que para decir “yo”: Emi. Esta idea de lo comunitario se presenta de modo muy significativo en las “familias” del rap, tienen sus jerarquías que se ostentan con portentosa bijouterie, ceremonias iniciáticas, y en algunos casos acuerdos de amistad entre bandos. La participación comunitaria resulta fundamental no sólo para el sistema antifonal de la música yoruba sino también es piedra fundamental del Hip Hop, que, hijo del Jazz, encuentra su ancestro en la costa occidental del África subsahariana.